Los cuentos de Canterbury es una obra del escritor inglés Geoffrey Chaucer, que presenta una estructura semejante al Decamerón, libro compuesto por 100 cuentos de Boccaccio. Los cuentos de Canterbury fueron escritos durante el siglo XIV.

Los cuentos de Canterbury es una de las obras más importantes de la literatura inglesa, y quizás la mejor obra de la Edad Media en Inglaterra. Fue la última obra de Geoffrey Chaucer. La versión de la obra que prevalece hoy en día procede de dos manuscritos ingleses diferentes: el Ellesmere y los manuscritos Hengwrt.

Los cuentos, escritos en un inglés utilizado entre los siglos XI y XV (algunos de ellos originales, otros no, dos escritos en prosa, y el resto en verso), están contenidos en una narrativa mayor y son contados por un grupo de peregrinos que viajan desde Southwark a Canterbury para visitar el templo de Santo Thomas Becket, en la Catedral de Canterbury.

La obra resulta de interés, tanto para sus contemporáneos como en la actualidad, porque fue la primera obra literaria escrita en inglés; antes de Chaucer sólo se escribía en francés o en latín, por lo que sólo aquellos de mayor nivel cultural podían entenderlas.

Los Cuentos

  1. Rivalidad caballeresca
  2. El cuento del molinero
  3. Un tonel de risas
  4. La aterradora bestia con la cola de tea
  5. Alboroto en el molino
  6. Una esposa entre un millón
  7. El mayor deseo de las mujeres
  8. Los asesinos de la muerte
  9. “Sir Topacio”: una joya de poema
  10. Amor entre las rocas
  11. El cuervo de nieve
  12. El oro de los ingenuos
  13. Irse al Diablo
  14. El viejo Enero y la joven Mayo
  15. Guía de arbustos
  16. El vuelo del moscardón

La obra

Chaucer comenzó a escribir los Cuentos de Canterbury durante la década de 1380, pero lo abandonó a finales de la década siguiente. Es probable que Chaucer no tuviera una estructura fijada al escribir la obra, pues ésta parece haber sido revisada varias veces, al serle añadidos nuevos cuentos. En el prólogo general, el anfitrión, Harry Bailly, anuncia 12 cuentos (cuatro cada uno, dos en la ida a Canterbury y dos en la vuelta a la taberna). Sin embargo el resultado final son 24 cuentos, todos ellos en el viaje de ida. Se ha sugerido que el dejar el final inacabado fue una acción deliberada por parte de Chaucer. Otros estudiosos señalan que es posible que la muerte sorprendiera a Chaucer —se supone que este muere hacia 1400— y que de esta manera la obra quedara inconclusa.

La estructura de «cuentos contenidos» de Los cuentos de Canterbury es fácil de encontrar en otras obras de la época como el “Libro de buen amor” del Arcipreste de Hita o el Decamerón de Boccaccio, el cual puede haber sido la principal fuente de inspiración para Chaucer. De hecho, Chaucer adaptó varias de las historias de Boccaccio poniéndolas en las bocas de sus peregrinos. Sin embargo, lo que separa a Chaucer de sus contemporáneos son sus personajes.

Comparando a éstos con los narradores del Decamerón (siete mujeres y tres hombres, todos jóvenes y acomodados, de nombres clásicos) los personajes de Chaucer son más variados y representan prácticamente todas las variantes de la clase media de la época; y no solamente son entre ellos muy variados: sus cuentos son también de diferentes tipos, lo que permite mostrar las distintas personalidades a través de sus selecciones narrativas y su forma de contarlas.

En cuanto a la peregrinación en sí misma, no parece ser más que un recurso literario para juntar a tan diverso grupo. Por ejemplo, un monje raramente obtendría permiso para realizar la peregrinación, y en el caso de algunos otros personajes, resulta difícil de creer el simple deseo de acudir. Por otro lado, todos los peregrinos viajan a caballo, por lo que no podemos pensar que haya ningún tipo de sufrimiento religioso. Tampoco se menciona ninguna visita a los muchos posibles templos del camino o de que alguno asista a misa, de modo que la peregrinación tiene más apariencia de lo que hoy llamaríamos un viaje turístico.

Chaucer no presta mucha atención al avance realizado durante el viaje y, aunque apunta a que los cuentos son narrados en varios días, no detalla ninguna de las paradas del grupo para dormir. Aunque el viaje podía realizarse en solo un día, esto sería un tiempo demasiado corto para la correcta narración de los cuentos y habitualmente, este tipo de viajes tenían una duración de dos o tres días. Concretamente se menciona el 18 de abril en los Cuentos y Walter William Skeat, editor y crítico de la obra en el siglo XIX, determinó el 17 de abril de 1387 como el primer día de narración de los cuentos.

Los académicos dividen el cuento en diez fragmentos. Entre ellos, todos los que componen un fragmento están conectados de forma directa, frecuentemente porque un personaje pasa el turno de palabra a otro, pero no hay ninguna introducción entre los fragmentos. Esto significa que no existe un orden o cronología fija en los fragmentos, y por lo tanto tampoco en los cuentos.

Influencia en la literatura posterior

Suele argumentarse que la mayor contribución de esta obra en la literatura inglesa fue popularizar el uso literario de la lengua vernácula, la lengua propia del país, el inglés, en vez de emplear el francés, lengua de la Corte, o el latín. Sin embargo, algunos de los contemporáneos de Chaucer como John Gower o William Langland también escribieron en inglés, lo que no nos permite aclarar hasta qué punto Chaucer comenzó o no esta nueva tendencia.

J.K. Rowling, creadora de la saga Harry Potter, contó en un chat, que se inspiró en «El cuento del bulero» (parte de Los cuentos de Canterbury) para crear «El cuento de los tres hermanos», parte importante del último libro de la saga “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte”. En su libro, Rowling cuenta cómo tres hermanos se encuentran con la muerte, y ésta les da tres tesoros que los harían vencerla, cuando les llegara la hora, aunque la muerte los lleva con ella tiempo después.

La ruta de los peregrinos

El olvidado viaje de vuelta ha impulsado varias continuaciones a Los cuentos de Canterbury, no siempre para el deleite de los seguidores de Chaucer. Estas continuaciones dan voz a algunos de los personajes que no narraron ningún cuento en el original. El “Cuento de Beryn”, por ejemplo, es una historia anónima escrita en un manuscrito de los Cuentos del siglo XV. En él las historias se reordenan, se crea un pequeño interludio en la ciudad de Canterbury, a la que el grupo ya ha llegado, y el mercader narra el cuento de Beryn como primer cuento del viaje de retorno. El asedio de Tebas, de John Lydgate, también se sitúa en el viaje de vuelta, pero los cuentos son en realidad protosecuelas del clásico, contados por el caballero.

La ciudad de Canterbury tiene un museo dedicado a Los cuentos de Canterbury.




Frontal de la Abadía de Westminster, Ravanus Flavus

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