Historia National Gallery

Convocatoria de una Galería Nacional

Los últimos años del siglo XVIII vieron, en la Europa Continental, una nacionalización de las colecciones de arte reales. La colección real de Baviera (ahora en el Alte Pinakothek de Munich) se abrió al público en el año 1779, la de los Medici en Florencia se hizo alrededor del año 1789 (como Galería Uffizi), y el Museo Francés en el Louvre se estableció con la colección real francesa en 1793. Gran Bretaña, sin embargo, no copió el modelo continental, y la Colección Real Británica permanece hoy en día en posesión de la soberanía.

En el año 1777 el gobierno británico tuvo la oportunidad de comprar una colección de arte de talla internacional, cuando los descendientes de Sir Robert Walpole puso su colección en venta. El Miembro del Parlamento argumentó por el gobierno para comprar este “tesoro de valor incalculable”, y sugirió que se alojara en un buen lugar. No salió nada de aquella apelación y 20 años después la colección fue adquirida en su totalidad por Catalina la Grande. Esa colección puede encontrarse ahora en el State Hermitage Museum en San Petersburgo.




También falló el plan de adquirir 150 pinturas de la colección de Orleáns, la cual había sido llevada a Londres para la venta en 1798, a pesar del interés tanto del rey como del Primer Ministro. Los veinticinco cuadros de esa colección que están ahora en la Galería llegaron por diferentes rutas. En el año 1799 el comerciante Noel Desenfans ofreció una colección nacional ya hecha al gobierno británico. Este comerciante y su compañero Sir Francis Bourgeois se habían reunido con el rey de Polonia, antes de la Tercera Partición que en 1795 abolió la independencia polaca. Esta oferta fue rechazada y Bourgeois a su muerte legó la colección a su antigua escuela, el Dulwich Collage. La colección se inauguró en el primer edificio o galería pública británica en el año 1814. El comerciante escocés William Buchanan y otro coleccionista, Joseph Count Truchsess, formaron colecciones de arte expresamente como base de la futura colección nacional, pero sus respectivas ofertas (hechas ese mismo año en 1803) fueron también declinadas.

Después de la venta de Walpole muchos artistas, incluyendo a James Barry y John Flaxman, hicieron nuevas peticiones para la creación de una Galería Nacional, argumentando que una escuela británica de pintura únicamente podría florecer si tenían acceso al canon de la pintura europea. La Institución Británica, fundada en 1805 por un grupo de conocedores de la aristocracia, trató de abordar esta situación. Los miembros prestaban sus trabajos para exposiciones que se cambiaban anualmente, mientras se mantenía una escuela de arte durante los meses de verano. Sin embargo, como las pinturas que se exponían eran a menudo mediocres, algunos artistas estaban resentidos con la Institución y lo veían como un negocio sucio de la alta burguesía para aumentar los precios de sus pinturas. Uno de los miembros fundadores de la Institución, el Señor George Beaumont, jugaría finalmente un papel importante en la fundación de la Galería Nacional ofreciendo un regalo de 16 pinturas.

Número 100 Pall Mall, lugar donde estaba la National Gallery de 1824 a 1834

En el año 1823, otra importante colección de arte llegó al mercado, la cual había sido montada por el recientemente fallecido John Julios Angerstein. Angerstein era un banquero de emigrantes de origen ruso que tenía su sede en Londres, y su colección de 38 pinturas incluía obras de Raphael y series de “Marriage à-la-mode” de Hogarth. El 1 de julio de 1823 George Ellis Agar, un político, propuso a la Cámara de los Comunes la compra de esa colección.

El recurso se hizo con dos condiciones: que el gobierno comprara la colección de Angerstein, y que se fundara un edificio adecuado. El inesperado reembolso de una deuda de guerra de Austria hizo que finalmente el gobierno comprara la colección por 57.000 libras.

La Fundación

La National Gallery se abrió al público el 10 de mayo de 1824, alojada en una antigua casa de Angerstein, en el número 100 de Pall Mall. Las pinturas de Angerstein se juntaron en 1826 con las de la colección de Beaumont, y en 1828 se juntaron con el legado del Reverendo William Holwell Carr de 34 pinturas. Inicialmente, William Séguier se encargaba de la gestión de la galería, pero en julio de 1824 parte de esta responsabilidad recayó en un nuevo grupo de fideicomisarios.

La Galería Nacional de Pall Mall se llenaba enseguida de gente, y el calor y su diminuto tamaño en comparación con el Louvre de París fueron causa de vergüenza nacional. Debido a cierto hundimiento en el terreno del número 100, la Galería se trasladó hacia el número 105 de Pall Mall, el cual fue descrito por el novelista Anthony Trollope como “sucio, sórdido, estrecho e inadaptado para exhibir tales tesoros”.

En el año 1832 se comenzó la construcción de un nuevo edificio por William Wilkins en Charing Cross, en la zona que había sido transformada hacia el año 1820 en la plaza Trafalgar Square. La ubicación era muy relevante, entre la riqueza del West End y las zonas más pobres del este. Cuando se propuso el proyecto de moverlo a South Kensington en la década de 1850, el argumento de que la colección podría ser visitada por personas de todas las clases sociales fue más importante que otras cuestiones como la contaminación del centro de Londres o los defectos de la construcción de Wilkin. Según la Comisión Parlamentaria de 1857, “La existencia de cuadros no es el propósito final de la colección, sino el único significado de dar a la gente un entretenimiento noble”.

Crecimiento bajo Eastlake y sus sucesores

Los pintores italianos de los siglos XV y XVI estuvieron en el centro del National Gallery y durante los primeros 30 años de su existencia las adquisiciones independientes de la administración estuvieron limitadas principalmente a trabajos de pintores del Alto Renacimiento. Sus gustos conservadores hicieron que perdieran varias oportunidades y la dirección de la galería resultó un desorden total, no haciéndose adquisiciones entre los años 1847 y 1850. Un informe crítico de la Cámara de los Comunes en 1851 pidió el nombramiento de un director, cuya autoridad sería mayor que la de los administradores o fideicomisarios. Muchos pensaron que este puesto iría para el historiador de arte alemán Gustav Friedrich Waagen, a quien la galería había consultado en anteriores ocasiones sobre la iluminación y la exposición de las colecciones. Sin embargo, el hombre preferido para el trabajo por la reina Victoria, el príncipe Alberto y  por el primer ministro Lord Russell, fue Sir Charles Lock Eastlake.

El gusto del nuevo director estaba en los maestros del Norte y Principios del Renacimiento, los cuales habían estado negados por la política de adquisición de la Galería, pero poco a poco fueron ganando reconocimiento entre los entendidos. Eastlake realizó giras anuales por el continente y en particular en Italia, en busca de las pinturas apropiadas para la Galería. En total compró 148 cuadros en el extranjero y 46 en Gran Bretaña, entre las que se encuentra “La Batalla de San Romano”, una de las primeras obras de Paolo Uccello. Eastlake también reunió una colección de arte privada durante este periodo, que consistía en pinturas que sabía no eran del interés de los fideicomisarios. Su intención, sin embargo, era que formara parte de la National Gallery, y esto fue debidamente organizado después de su muerte por un amigo suyo y sucesor como director William Boxall, así como por su viuda Lady Eastlake.

La escasez de espacio en la galería sigue siendo grave durante este periodo.

En 1845 hubo un gran legado de Robert Vernon de pinturas británicas. No había suficiente espacio en el edificio de Wilkins, por lo que se expusieron primero en la casa de Vernon, en el número 50 de Pall Mall y luego en Marlborough House. La Galería estaba aún menos preparada para su próximo nuevo legado: más de 1.000 obras de J.M.W.Turner, quien dejó tras su muerte en 1856. Estas obras fueron exhibidas fuera de sitio en South Kensington, donde se juntaron con la colección de Vernon. Esto sentaría un precedente para la exhibición del arte Británico en un sitio diferente, lo que finalmente hizo que se crearía la National Gallery of British Art (el Tate Gallery) en el año 1897. Trabajos de artistas nacidos después de 1790 se movieron a esta nueva galería de Millbank, lo que permitió que Hogarth, Turner y Constable permanecieran en Trafalgar Square. La solicitud de Turner de que sus pinturas se mostraran junto con las de Claude sigue honrado en la Sala 15 de la Galería, pero su solicitud no ha sido nunca adecuadamente representada en su totalidad; hoy en día sus obras están divididas entre Trafalgar Square y la Clore Gallery, una pequeña ampliación del edificio de la Tate completada en 1985.

El Tercer director, Sir Frederick William Burton, sentó las bases de la colección de arte del siglo XVIII y realizó varias compras excepcionales de colecciones privadas inglesas, entre las que destaca “The Ambassadors” de Hans Holbein el Joven.




Principios del siglo XX

La crisis de la agricultura del siglo XX hizo que muchas familias aristocráticas vendieran sus pinturas, pero el precio de mercado de las colecciones nacionales británicas fue puesto por plutócratas americanos. Esto llevó a la fundación de la “Nacional Art Collection Fund”, una sociedad de abonados dedicada a detener el flujo de obras de arte a los Estados Unidos. Su primera adquisición para la National Gallery fue el Velázquez “Venus del espejo” en el año 1906, seguido del “Retrato de Cristina de Dinamarca” de Holbein en 1909. Sin embargo, a pesar de la crisis en las fortunas de los aristócratas, en la siguiente década hubo varios grandes legados de colecciones privadas. En 1909, el empresario Dr. Ludwig Mond dio a la Galería 42 pinturas del Renacimiento italiano, incluida la “Crucifixión Mond” de Raphael. Otros legados importantes fueron los de George Salazón en 1910, Austen Henry Layard en 1916 y Sir Hugh Lane en 1917.

Este último legado fue uno de los más polémicos de la Galería. Lane murió a bordo de RMS Lusitania en 1915, y según decía una primera versión de su testamento dejaba 39 pinturas, entre ellas “Umbrellas” de Renoir, a la National Gallery  a menos que se construyera un edificio adecuado en Dublín.

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La National Gallery vista desde Trafalgar Square, Edal Anton Lefterov

Más tarde este testamento se enmendó con un codicilo que decía que las obras sólo podrían exhibirse en Irlanda, pero esto nunca pudo ser atestiguado. Este conflicto no se resolvería hasta 1959. Parte de la colección está ahora como préstamo permanente en el “Dublín City Gallery” y otros trabajos cada pocos años rotan entre Londres y Dublín.

En una protesta política, que se produjo en el National Gallery, el cuadro “la Venus del espejo” fue dañado el 10 de marzo de 1914 por Mary Richardson, una activista a favor del Sufragio de la mujer, en protesta contra el arresto de Emmeline Pankhurst el día anterior. El siguiente mes, otro sufragista atacó a cinco Bellinis, provocando el cierre de la Galería hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

Durante el siglo XIX, la National Gallery no tenía obras de artistas contemporáneos, pero esta situación fue modificada por el legado de Hugh Lane de pinturas impresionistas en el año 1917. Una fundación para la adquisición de pinturas modernas establecido por Samuel Courtauld en 1923 compró “Bathers at Asnières” de Seurat y otros trabajos modernos para la nación. En el año 1934 estas obras se transfirieron a la National Gallery desde la Tate.

La Galería en la Segunda Guerra Mundial

Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, las pinturas fueron evacuadas a distinto lugares de Gales, incluyendo el Castillo Penrhyn y a colegios universitarios de Bangor y Aberystwyth. En 1940, con la Batalla de Francia, se buscó un hogar más seguro, y hubo discusiones acerca de cómo mover los cuadros a Canadá. Esta idea fue firmemente rechazada por Winston Churchill, quien escribió un telegrama al director Kenneth Clark que decía “Enterrarlos en cuevas o en los sótanos, pero no podrá salir una sola imagen de estas islas”. Entonces se requisó una cantera de pizarra en Manod, cerca de Blaenau Ffestiniog en el norte de Gales, para el uso de la Galería.

on el aislamiento que ofrecía la nueva ubicación de las pinturas, el Cuidador (y futuro director) Martin Davies comenzó a compilar catálogos especializados en la colección, ayudado por el hecho de que la biblioteca de la Galería estaba también almacenada en la cantera. El paso de las pinturas por Manod confirmó la importancia de almacenar cuadros a una temperatura y humedad constantes, algo que los conservadores de la galería sospechaban desde hacía tiempo, pero que hasta entonces no habían sido capaces de demostrar. Esto resultó que finalmente se abriera en 1949 la primera galería con aire acondicionado.

Durante el curso de la guerra Myra Hess dio recitales a diario en el edificio vacío, para así elevar la moral pública en un momento en que todas las salas de conciertos de Londres estaban cerradas.

A partir de 1940 se exhibieron obras de artistas de guerra como Paul Nash, Henry Moore y Stanley Spencer. Se creó un Comité de Asesores de Artistas de Guerra para “mantener a los artistas trabajando con cualquier pretexto”. En 1941 una solicitud de un artista para ver el “Portrait of Margaretha de Geer” de Rembrandt (una nueva adquisición) dio lugar al proyecto “Pintura del Mes”, en donde una pintura se retiraría de Manod y se exhibiría al público en la National Gallery cada mes. Todas las pinturas volvieron a Trafalgar Square en el año 1945.

Desarrollo en la posguerra

Las adquisiciones en los años de la posguerra fueron más difíciles para la National Gallery ya que los precios de los grandes maestros – y más aún para los impresionistas y post-impresionistas- aumentaron significativamente. Algunas de las compras más notables de la galería en este periodo hubieran sido imposibles sin los grandes recursos públicos que le respaldaban, y entres esas compras destacan “La Virgen y el Niño con Santa Ana y San Juan Bautista” de Leonardo da Vinci (comprado en 1962), o “La Muerte de Acteón” de Tiziano (1972). Las subvenciones del gobierno para las compras de la Galería fueron congeladas en 1985, pero a finales de ese mismo año recibió una dotación de 50 millones de libras de Sir Paul Getty, pudiéndose hacer más compras importantes. En el año 1985, Lord Sainsbury de Preston Candover y sus hermanos, El Escmo. Simon Sainsbury y Sir Timothy Sainsbury hicieron una donación que permitió la construcción del ala Sainsbury.

La dirección de Neil MacGregor vio una importante re-exposición de la Galería, prescindiendo de la clasificación de las pinturas de la escuela nacional que había sido introducido por Eastlake. La nueva exposición cronológica buscaba enfatizar la interacción entre culturas más que fijar características nacionales, reflejando el cambio en los valores históricos del arte desde el siglo XIX. Los interiores del edificio ya no fueron considerados una vergüenza y fueron restaurados. En 1999 la Galería aceptó la donación de 26 pinturas italianas barrocas de Sir Denis Mahon. A principios del siglo XX muchos consideraban que el Barroco estaba perdiendo importancia: en el año 1945 los fideicomisarios de la galería se negaron a comprar un Guercino de la colección de Mahon por 200 libras. El mismo cuadro fue valorado en 4 millones de libras en el año 2003. El legado de Mahon se hizo con la condición de que la Galería nunca efectuara una baja de cualquiera de sus pinturas y que nunca cobrara ninguna admisión.
Las respectivas competencias de la National y la Tate Gallery, que habían sido impugnadas por las dos instituciones, fueron más claramente definidas en 1996. En el año 1997 más de 60 pinturas de la colección posteriores al año 1900 fueron entregadas a la Tate en un préstamo a largo plazo, a cambio de obras de Gauguin y otros.

En el siglo XXI ha habido dos grandes campañas de recaudación de fondos en la Galería: en el año 2004 se compró la “Madonna of the Pinks” de Raphael y en el año 2008 se compró el “Diana and Actaeon” de Tiziano. El “Diana and Actaeon” fue adquirido conjuntamente con la National Gallery de Escocia por 50 millones de libras.

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